martes, 17 de noviembre de 2009

“Fausto” el barco que desapareció tres veces.

 

elfausto

 

 

 

 

 

El 20 de julio de 1968, sobre las cinco de la tarde, el motopesquero Fausto arribó al embarcadero de Las Puntas, en la costa de Frontera, en la isla de El Hierro, para descargar unos plantones de plataneras destinados a su siembra en unas fincas en el valle de El Golfo. En la madrugada del día 21, sobre las dos y media de la madrugada, la pequeña embarcación se hizo de nuevo a la mar rumbo a su base en el puerto de Tazacorte, en la isla de La Palma, a donde debería haber llegado, en circunstancias normales, seis o siete horas mas tarde.

A bordo viajaban cuatro personas: El patrón, Ramón Concepción Hernández, de 48 años de edad; su hermano  Eliberto, de 41 años; Miguel Acosta Hernández, de 44, primo hermano de éstos, todos ellos vecinos de Tazacorte, así como un mecánico, Julio García Pino, de 27 años, natural y vecino de El Paso,  que se había unido a ellos como pasajero.

El retraso en la llegada estimada del barco alertó a sus familiares y amigos, así como a su propietario, Rafael Acosta Arroyo, que puso el hecho en conocimiento de la Ayudantía Militar de Marina de Santa Cruz de La Palma. A través de la estación radio costera de Canarias, se dio el primer aviso de alerta a todos los barcos que pudieran encontrarse en la zona, para que colaborasen en la búsqueda del motopesquero.

Aunque al principio no cundió la alarma, el SAR comenzó sus labores de búsqueda y rastreo en la zona donde se le suponía perdido, por lo que ordenó el despegue de un avión Heinkel He-111 para que hiciera un vuelo de reconocimiento. Se pensó en una posible avería del motor, lo que haría que se encontrara a la deriva, por lo que el viento del Nordeste reinante lo habría apartado de su ruta, llevándolo a mar abierta.

En la tarde del día 23, otro avión de reconocimiento sobrevoló la isla de El Hierro en dirección a La Palma siguiendo la previsible ruta del Fausto,  sin que consiguiera localizarlo ni comunicarse por radio con sus tripulantes. Al día siguiente se incorporaron otras cuatro aeronaves, ampliando el radio de acción a unas doscientas millas al SW de El Hierro.

En la madrugada del día 25 se recibió la noticia de que el Fausto había sido localizado esa medianoche por el mercante británico Duquesa, a unas 95 millas de La Palma, cuando se encontraba en la posición 28º 15’ N y 19º 45’ W. El capitán dijo que los tripulantes se encontraban sin novedad y después de suministrarles víveres, agua y gasoil para varios días, les indicó el rumbo a seguir , al mismo tiempo, comunicó a la estación radio costera que el Fausto llegaría en la tarde de ese día a su destino.

La noticia del encuentro se difundió rápidamente por la isla. A primera hora de la tarde, cuando salieron a recibirle los motopesqueros Discordia y Jacinta, existía en el puerto de Tazacorte un ambiente de gran expectación, concentrándose en las inmediaciones del viejo muelle una gran cantidad de personas, deseosas de presenciar la llegada de los cuatro hombres, a los que ya muchos daban por desaparecidos.

Sin embargo, pasaron las horas y el Fausto no aparecía. Los motopesqueros que habían salido a su encuentro regresaron de nuevo a Tazacorte y el último de ellos llegó a las siete de la tarde. Se esperaba que el barco recalase en la próxima madrugada o al amanecer del día siguiente, por lo que muchos se mantuvieron en vigilia a la espera del gran acontecimiento.

Al no aparecer en las horas previstas, el entusiasmo se ensombreció de nuevo y en la mañana del día 26, el Mando Aéreo de Canarias ordenó que continuara la búsqueda, despegando aviones de reconocimiento Heinkel He-111 y Grumman Albatross del SAR desde la Base Aérea de Gando, que volaron durante 17 horas. La Marina de Guerra, asimismo, ordenó la salida del cañonero Magallanes, el hidrográfico Cástor y los remolcadores de altura RA-2, RA-4 y RA-5, todos los cuales recorrieron minuciosamente la supuesta derrota seguida por el pesquero español tras su encuentro con el mercante británico Duquesa.

Transcurridos 17 días desde que saltó la alarma de la desaparición del moto-pesquero Fausto y del intenso trabajo por unidades de la Marina de Guerra y del Ejército del Aire, se dio oficialmente por finalizada la búsqueda del infortunado barco y de sus tripulantes.

Cada vez eran mas frecuentes los rumores expuestos por varios periódicos de que las personas que iban en ese barco se habían escapado a Venezuela para tener una vida mejor. Sin embargo, esa teoría se desbancó rápidamente al recibir un periódico llamado El Día un telegrama enviado por el hermano de Julio García Pino que decía que Venezuela se había enterado de la desaparición del Fausto y se unía a su búsqueda.

El día 11 de octubre, varios meses después de la desaparición, la prensa tinerfeña sorprendió a sus lectores con una noticia con respecto a la búsqueda del Fausto. Al parecer, el día 9 de octubre el carguero italiano Anna di Maio lo había encontrado a la deriva a 1200 millas de La Palma y con un cadáver en avanzado estado de descomposición.

El capitán del Anna di Maio decidió remolcar el Fausto hasta Puerto Cabello, en Venezuela, su primera escala en el viaje que hacía desde el Mediterráneo al Pacífico. Pero el 14 de octubre se recibió un nuevo telegrama, enviado por el capitán del Anna di Maio, a través de Radio Roma, en el que decía que: encontrándose en la posición 19º 15’ N y 46º 26’ W, había "perdido batel de pesca Fausto por haberse ido a pique durante remolque stop entregaremos papeles descubiertos a bordo a cónsul español de Venezuela. capitán".

A su llegada a Puerto Cabello, el capitán declaró a la Agencia Efe que el Fausto "parecía un barco fantasma, estaba totalmente abandonado". En el cuarto del motor estaba el cadáver de un hombre joven en avanzado estado de descomposición. El capitán precisó que a bordo no fue hallado libro de bitácora, diario o documento que permitiese conocer la suerte de los demás tripulantes.
El segundo oficial del mercante italiano fue quien descubrió el cadáver, dijo que a pesar de estar éste complemente desnudo y que carecía de documentos personales que lo identificasen, por unas cartas halladas en su poder se suponía que era Julio García Pino. El capitán del buque entregó al delegado del consulado de España en dicha ciudad un sobre lacrado que contenía las cartas que había dejado el infortunado mecánico.

Han pasado  más de 40 años, y sigue siendo un suceso lleno de incógnitas, todo un misterio, el trágico episodio de un barco a la deriva en el Atlántico infinito……

 

Fuente  - Tragedia en el Atlántico infinito de Juan Carlos Díaz Lorenzo. http://historicalsociety.blogspot.com/2008/08/tragedia-en-el-atlntico-infinito.html